
Provincia Mediterranea
Bienvenidos a conocer nuestras paginas mas significativas, tanto del territorio español como de la provincia Mediterranea
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Hoy día 7 de octubre de 2014 celebramos la virgen del rosario
Una devoción que nos retrotrae a una época en la que la religión formaba parte de la vida común de los mortales
Santo Domingo de Guzmán afirmó que la Virgen María se le apareció en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y que le dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.[1]
En el siglo XV, la devoción al rosario había decaído. Alano de Rupe declaró que la Virgen se le apareció y le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario; le recordó además las promesas que siglos atrás había dado a Santo Domingo.[2]
En el siglo XVI, San Pío V instauró su fecha el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, donde las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que invadían Europa (atribuida a la Virgen), denominándola Nuestra Señora de las Victorias; además, agregó a la letanía de la Virgen el título de Auxilio de los Cristianos. Su sucesor, Gregorio XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario.[2] A causa de la victoria en la batalla de Temesvár en 1716, atribuida por Clemente XI a la imagen, el papa ordenó que su fiesta se celebrase por la Iglesia universal. León XIII, cuya devoción por esta advocación hizo que fuera apodado el Papa del Rosario, escribió unas encíclicas referentes al rosario, consagró el mes de octubre al rosario e incluyó el título de Reina de Santísimo Rosario en la letanía de la Virgen
Hoy al celebrar la fiesta de Francisco de Asis estamos también celebrando el día de los ecologistas porque san francisco fue elegido como su patrón
Qué todos utilicemos la naturaleza pero no la destruyamos más de lo que lo hacemos
Hemos conseguido realizar por medio de una entrada en el correo electronico escribir un post en nuestro blog de Blogger. Es la manera mas sencilla de hacerlo y sin complicaciones al respecto.
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Joaquín Martínez OMI
Cómo podemos hacer que una nota podamos comunicar al ordenador es muy fácil simplemente tenemos que tomar una nota de texto y después seleccionar el programa pus push puff ballet y metemos entonces esa nota en el ordenador
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Podemos hacer una valoracion desde la realidad que estamos viviendo en medio de las diferentes posibilidades. ¿Cuál es el día más bello? Hoy. ¿Cuál es la cosa más fácil? Equivocarse. ¿Cuál es el obstáculo más grande? El Miedo. ¿Cuál es el mayor error? Abandonarse. ¿Cuál es la raíz de todos los males? El egoísmo. ¿Cuál es la distracción más bella? El trabajo. ¿Cuál es la peor derrota? El desaliento. ¿Quiénes son los mejores profesores? Los niños. ¿Cuál es la primera necesidad? Comunicarse. ¿Qué es lo que hace más feliz? Ser útil a los demás. ¿Cuál es el misterio más grande? La muerte. ¿Cuál es el peor defecto? El mal humor. ¿Cuál es la persona más peligrosa? La mentirosa/o. ¿Cuál es el sentimiento más ruin? El rencor. ¿Cuál es el regalo más bello? El perdón. ¿Qué es lo más imprescindible? El hogar. ¿Cuál es la ruta más rápida? El camino r.ecto ¿Cuál es la sensación más grata? La paz interior. ¿Cuál es el resguardo más eficaz? El optimismo. ¿Cuál es el mayor satisfacción? El deber cumplido. ¿Cuál es la fuerza más potente del mundo? La fe. ¿Quiénes son las personas más necesarias? Los padres. ¿Cuál es la cosa más bella de todas? El amor
Se dice que los dinosaurios se extinguieron porque evolucionaron por un camino equivocado: mucho cuerpo y poco cerebro, grandes músculos y poco conocimiento.
Algo parecido amenaza al hombre que desarrolla en exceso su atención hacia el éxito material, mientras su cabeza y su corazón quedan cada vez más vacíos y anquilosados. Quizá gozan de un alto nivel de vida, poseen notables cualidades, y todo parece apuntar a que deberían sentirse muy dichosos; sin embargo, cuando se ahonda en sus verdaderos sentimientos, con frecuencia se descubre que se sienten profundamente insatisfechos. Y la primera paradoja es que ellos mismos muchas veces no saben explicar bien por qué motivo.
En algunos casos, esa insatisfacción proviene de una dinámica de consumo poco moderado. Llega un momento en que comprueban que el afán por poseer y disfrutar cada día de más cosas sólo se aplaca fugazmente con su logro, y ven cómo de inmediato se presentan nuevas insatisfacciones ante tantas otras cosas que aún no se poseen. Es una especie de tiranía (que ciertas modas y usos sociales facilitan que uno mismo se imponga), y hace falta una buena dosis de sabiduría de la vida para no caer en esa trampa (o para salir de ella), y evitarse así mucho sufrimiento inútil.
En otras personas, la insatisfacción proviene de la mezquindad de su corazón. Aunque a veces les cueste reconocerlo, se sienten avergonzadas de la vida que llevan, y si profundizan un poco en su interior, descubren muchas cosas que les hacen sentirse a disgusto consigo mismas (y eso les lleva con frecuencia a maltratar a los demás, por aquello de que quien la tiene tomada consigo mismo, la acaba tomando con los demás).
En cambio, quien ha sabido seguir un camino de honradez y de verdad, desoyendo las mil justificaciones que siempre parecen encubrir cualquier claudicación (“lo hace todo el mundo”, “se trata sólo de una pequeña concesión excepcional”, “no hago daño a nadie”, etc.), quien logra mantener la rectitud y rechazar esas justificaciones, se sentirá habitualmente satisfecho, porque no hay nada más ingrato que convivir con uno mismo cuando se es un ser mezquino.
Otras veces, la insatisfacción se debe a algún sentimiento de inferioridad. Otras, tiene su origen en la incapacidad para lograr dominarse a uno mismo, como sucede a esas personas que son arrolladas por sus propios impulsos de cólera o agresividad, por la inmoderación en la comida o la bebida, etc., y después, una vez recobrado el control, se asombran, se arrepienten y sienten un profundo rechazo de sí mismas.
También las manías son una fuente de sentimientos de insatisfacción. Si se deja que arraiguen, pueden llegar a convertirse en auténticas fijaciones que dificultan llevar una vida psicológicamente sana. Además, si no se es capaz de afrontarlas y superarlas, con el tiempo tienden a extenderse y multiplicarse.
Algo parecido podría decirse de las personas que viven dominadas por sentimientos relacionados con la soledad, de los que suele costar bastante salir, unas veces por una actitud orgullosa (que les impide afrontar el aislamiento que padecen y se resisten a aceptar que estén realmente solas), otras porque no saben adónde acudir para ampliar su entorno de amistades, y otras porque les falta talento para relacionarse.
Incluso personas con una intensa vida social también pueden sentirse a veces muy solas e insatisfechas: quizá porque su exuberante actividad puede ser superficial y encubrir una soledad mal resuelta; o porque sus contactos y relaciones pueden estar mantenidos casi exclusivamente por interés; o porque son personas de fama o de éxito, y perciben ese trato social como poco personal, o como adulación; etc. Y también puede suceder lo contrario, y una soledad puede ser sólo aparente: hay personas que creen importar poco a los demás, y un buen día sufren algo más extraordinario y se sorprenden de la cantidad de personas que les ofrecen su ayuda (la satisfacción que sienten entonces da una idea de la importancia de estar cerca de quien pasa por un momento de mayor dificultad).
En cualquier caso, saber de dónde provienen los sentimientos de insatisfacción es decisivo para abordarlos con acierto y así gobernar con eficacia la propia vida afectiva.
Y en el templo de Delfos podía leerse aquella famosa inscripción socrática —gnosei seauton: conócete a ti mismo—, que recuerda una idea parecida.
Conocerse bien a uno mismo representa un primer e importante paso para lograr ser artífice de la propia vida, y quizá por eso se ha planteado como un gran reto para el hombre a lo largo de los siglos.
Conviene preguntarse con cierta frecuencia (y buscando la objetividad): ¿cómo es mi carácter? Porque es sorprendente lo beneficiados que resultamos en los juicios que hacen nuestros propios ojos. Casi siempre somos absueltos en el tribunal de nuestro propio corazón, aplicando la ley de nuestros puntos de vista, dejando la exigencia para los demás. Incluso en los errores más evidentes encontramos fácilmente multitud de atenuantes, de eximentes, de disculpas, de justificaciones.
Si somos así, y parecemos ciegos para nuestros propios defectos, ¿cómo se puede mejorar? Mejoraremos procurando conocernos. Mejoraremos escuchando de buen grado la crítica constructiva que nos vayan haciendo con cualquier ocasión. Pero a eso se aprende sólo cuando uno es capaz de decirse a sí mismo las cosas, cuando es capaz de cantarle las verdades a uno mismo. Procura conocer cuáles son tus defectos dominantes. Procura sujetar esa pasión desordenada que sobresale de entre las demás, pues así es más fácil después vencer las restantes.
Para uno, su vicio capital será la búsqueda permanente de la comodidad, porque huye del trabajo con verdadero terror; para otro, quizá su mal genio o su amor propio exagerado, o su testarudez; para un tercero, a lo mejor su principal problema es la superficialidad o la frivolidad de sus planteamientos. Piénsalo. Cada uno de tus defectos es un foco de deterioro de tu carácter. Si no los vences a tiempo, si no les pones coto, te puede salir mal la partida de la vida.
Quizá lo que hace más delicada la formación del carácter es precisamente el hecho de que se trata de una tarea que requiere años, decenas de años. Ésa es su principal dificultad.
Toth comparaba este trabajo a la formación de un cristal a partir de una disolución saturada que se va desecando. Las moléculas van ordenándose lentamente conforme a unas misteriosas leyes, en un proceso que puede durar horas, meses, o muchos años. Los cristales se van haciendo cada vez mayores y constituyendo formas geométricas perfectas, según su naturaleza..., siempre que, claro está, ningún agente externo estorbe la marcha de ese lento y delicado proceso de cristalización. Porque un estorbo puede hacer que acabe, en vez de en un magnífico cristal, en una simple agregación de pequeños cristales contrahechos.
Puede ser ése el principal error de muchos jóvenes, o quizá de sus padres. Pensar que aquellos reiterados estorbos en el camino de la delicada cristalización de su espíritu eran algo sin importancia. Y cuando advirtieron que habían cuajado en un carácter torcido y contrahecho, poco remedio quedaba ya.
¿Hay entonces en el carácter cosas que no tienen remedio? Siempre estamos a tiempo de reconducir cualquier situación. Ninguna, por terrible que fuera, determina un callejón sin salida. Pero no debe ignorarse que hay tropiezos que dejan huella, que suponen todo un trecho equivocado cuesta abajo que hay que desandar penosamente.
Piensa en esas malas costumbres, en esa terquedad que cuando eras niño resultaba graciosa y ahora se ha vuelto más espinosa y más dura. Piensa en cómo dominas tu genio, en cómo soportas la contrariedad. Piensa si no eres un cardo. Porque cardos surgen en todas las almas y es cuestión de saber eliminarlos cuando aún están tiernos. Esa solicitud y esa lucha continua es la educación.
Procura ver las cosas buenas de los demás, que siempre hay. Y cuando veas defectos, o algo que te parece a ti que son defectos, piensa si no los hay —esos mismos— también en tu vida. Porque a veces vemos:
a un quejica que se queja de que los demás se quejan; a un charlatán agotador que protesta porque otro habla demasiado; a uno que es muy individualista en el fútbol y luego se queja de que no le pasan el balón; que recrimina agriamente los errores a sus compañeros y luego resulta que él falla más que nadie; al típico personaje irascible que se rasga las vestiduras ante el mal genio de los demás.
¿Por qué? Quizá sea efectivamente porque —no se sabe en virtud de qué misteriosa tendencia— proyectamos en los demás nuestros propios defectos.
El conocimiento propio también es muy útil para aprender a tratar a los demás. Hay, por ejemplo, padres impacientes a quienes con frecuencia se les escuchan frases como "le he dicho a esta criatura por lo menos cuarenta veces que..., y no hay manera". Y cabría preguntarse: bien, pero ¿y tú? ¿No te sucede a ti que te has propuesto también cuarenta veces muchas cosas que luego nunca logras hacer?
¿No podemos entonces exigir nada a los hijos porque nosotros somos peor que ellos...? No, por supuesto. Pero cuando alguien es consciente de sus propios defectos, la tarea de educar se ve muchas veces como una tarea que tiene bastante de compañerismo. Y se celebra el triunfo del otro y se sabe disculpar y disimular la derrota, porque se confía en que le llegarán también tiempos de victoria. Por eso no viene mal tener en la cabeza nuestros fallos y nuestros errores a la hora de corregir, para saber conjugar bien la exigencia con la comprensión.
Sin embargo, se pueden hacer muchas cosas. Y una de ellas, muy importante, es educar mejor los sentimientos. El sentimiento no tiene por qué ser un sentimentalismo vaporoso, blandengue y azucarado. El sentimiento es una poderosa realidad humana, que es preciso educar, pues no en vano los sentimientos son los que con más fuerza habitualmente nos impulsan a actuar.
Los sentimientos nos acompañan siempre, atemperándonos o destemplándonos. Aparecen siempre en el origen de nuestro actuar, en forma de deseos, ilusiones, esperanzas o temores. Nos acompañan luego durante nuestros actos, produciendo placer, disgusto, diversión o aburrimiento. Y surgen también cuando los hemos concluido, haciendo que nos invadan sentimientos de tristeza, satisfacción, ánimo, remordimiento o angustia.
Sin embargo, este asunto, de vital importancia en educación, en muchos casos abandonado a su suerte. La confusa impresión de que los sentimientos son una realidad innata, inexorable, oscura, misteriosa, irracional y ajena a nuestro control, ha provocado un considerable desinterés por su educación. Pero la realidad es que los sentimientos son influenciables, moldeables, y si la familia y la escuela no empeñan en ello, será el entorno social quien se encargue de hacerlo.
Todos contamos con la posibilidad de conducir en bastante grado los sentimientos propios o los ajenos. Con ello cuenta quien trata de enamorar a una persona, o de convencerle de algo, o de venderle cualquier cosa. Desde muy pequeños, aprendimos a controlar nuestras emociones y a también un poco las de los demás. El marketing, la publicidad, la retórica, siempre han buscado cambiar los sentimientos del oyente. Todo esto lo sabemos, y aún así seguimos pensando muchas veces que los sentimientos difícilmente pueden educarse. Y decimos que las personas son tímidas o desvergonzadas, generosas o envidiosas, depresivas o exaltadas, cariñosas o frías, optimistas o pesimistas, como si fuera algo que responde casi sólo a una inexorable naturaleza.
Es cierto que las disposiciones sentimentales tienen una componente innata, cuyo alcance resulta difícil de precisar. Pero sabemos también la importancia de la primera educación infantil, del fuerte influjo de la familia, de la escuela, de la cultura en que se vive. Las disposiciones sentimentales pueden modelarse bastante. Hay malos y buenos sentimientos, y los sentimientos favorecen unas acciones y entorpecen otras, y por tanto favorecen o entorpecen una vida digna, iluminada por una guía moral, coherente con un proyecto personal que nos engrandece. La envidia, el egoísmo, la agresividad, la crueldad, la desidia, son ciertamente carencias de virtud, pero también son carencias de una adecuada educación de los correspondientes sentimientos, y son carencias que quebrantan notablemente las posibilidades de una vida feliz.
Educar los sentimientos es algo importante, seguramente más que enseñar matemáticas o inglés. ¿Quién se ocupa de hacerlo? Es triste ver tantas vidas arruinadas por la carcoma silenciosa e implacable de la mezquindad afectiva. La pregunta es ¿a qué modelo sentimental debemos aspirar? ¿cómo encontrarlo, comprenderlo, y después educar y educarse en él? Es un asunto importante, cercano, estimulante y complejo.
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San Isidro Labrador nace en Madrid el 4 de abril de 1082, donde vive humildemente con su familia hasta que, ante la inminente invasión árabe, se traslada a Torrelaguna.
Allí se casa con Santa María de la Cabeza, en el 1109, y 10 años después regresa a Madrid para trabajar como criado para la familia Vargas, viviendo en la casa que ésta tenía para los mozos de labranza, junto a la parroquia de San Andrés. Allí nace su único hijo, Juan.
Labrador y carpintero de vida sencilla, marcada por una profunda fe y devoción a la Virgen, y espíritu caritativo. Todos los días, de madrugada, acudía a la iglesia de Santa María de la Concepción, hoy Catedral de la Almudena, y a la ermita de Santa María Magdalena, por la que tenía especial devoción. Por la tarde, repetía sus itinerarios marianos, lo que provocaba las críticas de algunos de sus compañeros, que le calumniaban por tener abandonado el trabajo.
Además de esta vida de oración y este fervor por la Virgen, se consagró a los pobres, con la ayuda de su mujer, que compartía con él su amor por los más necesitados.
Sus milagros, muy sencillos, se correspondían con su tipo de vida. Así, una vez hizo brotar un torrente de una roca, para dar agua a su amo sediento. Salvó con sus oraciones a su hijo Juan, que cayó a un pozo, del que fue salvado milagrosamente. Su patrón fue testigo de algunos de estos milagros, por lo que cuando San Isidro murió, el 30 de noviembre de 1172, a los 90 años, todos lo consideraban ya un santo.
Enterrado primero en el cementerio de la parroquia de San Andrés, fue trasladado a la Iglesia, ya que la lluvia desenterró su cuerpo incorrupto. Alfonso VIII en 1212 mandó que hicieran un arcón para enterrar su cuerpo. Allí permanece hasta 1619, fecha en que es beatificado por la Santa Sede, con 438 milagros aprobados. Pablo V firma el decreto y se fija su fiesta para el 15 de mayo. Fue canonizado en 1622 por el papa Gregorio XV. En tiempos de Carlos III, su cuerpo se traslada a la Colegiata donde se encuentra hoy. El 11 de agosto de 1697, Inocencio XII declara a su mujer Beata, y en 1752 es proclamada como Santa María de la Cabeza.
MADRE CORTA la madre el cordón umbilical, mas no renuncia al vínculo. Te empuja a la otredad pero desesperadamente bebe en tu vida, pues en ella, terrible y mutilada, su entraña aún palpita. ¡Qué deuda irreparable la del hijo! Y sin embargo, a veces, al pasar la página del libro de los días, se rasga, fiera, el vientre, y te envuelve una vez más en su carne para que no te pierdas, para que no te mueras solo, como un náufrago abandonado al pánico en el inmenso océano.
¿Es la única? Me pregunta la mujer en el parque contemplando los juegos de Adriana. Tengo cuatro, le respondo. No tarda mucho en preguntarme sus edades y en mirarme, incrédula, cuando se las digo. –Se ve usted muy joven para todo eso– comentan. Es un halago pero siempre me hace pensar en los tristes perfiles, las asociaciones, de la maternidad. Más vida dan las mujeres, –sostiene la popular sabiduría–¬ más vida pierden. Los partos las destiñen. Engordan. Se agotan. Envejecen. Cuatro hijos tendrían que haber terminado con la sensualidad o el deseo. Como si cada hijo mágicamente redujera la líbido, y no fuera la realidad exactamente lo contrario: Cada hijo dejándonos más cerca de la vida más proclives a la ternura, la piel más suave y el sexo más acogedor. Es la falta de pan, de amor, la que desgasta. No el parto.
Las galaxias estaban prácticamente en contacto hace seis mil millones de años, y los gallos de Einstein cantan desde otras cumbres pero nadie los oye. Leamos en el cielo libremente el origen. Tú que vienes llegando con octubre gozoso y los ojos abiertos en la luz de tu madre, oh Gonzalo invasor, amárranos sin término a la estrella más alta. Todo es parte de un día para que el hombre vuelva, para que el hombre vuelva a su morada. Tú que entraste volando dinos qué pasa arriba, pero sigue volando.
Hola a todos!Con la alegría de la Pascua, afrontamos estos últimos meses del curso. Creo que es bueno evaluar lo vivido para ir creciendo como familia oblata. Personalmente ahora tengo mas disponibilidad, ya que he dejado de trabajar de enfermera por un año, aunque tenga otras responsabilidades dentro de la congregación. Quiza seria bueno lanzar una fecha y lugar: por lanzar algo el finde 25-26 mayo o sábado 14 junio, yo podría desplazarme fuera de Madrid.Otro cosita es mi nuevo email a donde teneis que enviarme los correos ya que el otro lo tengo bloequeado.Un abrazo a cada unoIrene omi
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo. Dame el nombre que siempre me diste. Háblame como siempre me hablaste. No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne ni triste. Sigue riendo de lo que nos hacía reír juntos… Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo. Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue. Sin énfasis ninguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado. ¿Por qué habría yo de estar fuera de tus pensamientos? ¿Sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos, tan sólo a la vuelta del camino…
Lo ves, todo está bien… Volverás a encontrar mi corazón, volverás a encontrar su Ternura purificada. Enjuga tus lágrimas, y no llores si me amas.
Jesús muriendo en la cruz y resucitando, es decir, haciendo la Pascua ,nos ha justificado y nos ha permitido volver a vivir en gracia de Dios ; perdonando nuestro pecado, ha vencido la muerte, que ya no es definitiva, sino solo temporal.
Nos unimos a la intención del apostolado de la oración del Santo Padre, para el mes de abril de 2014: " para que el SEñor resucitado" llene de esperanza el corazón de quienes sufren el dolor y la enfermedad". Feliz Pascua de REsurreccion: !!!
Introduccion, un esquema panorámico:
1. Sábado: Jesús descansa en Jericó antes de iniciar la última jornada (cf. Mc10, 46-52)." La palabra que os he dicho son espiritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen".
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