martes, 19 de mayo de 2009

Una palabra sobre el tema a tratar

Posiblemente ahora que entras en este blog no sepas de quien estoy hablando. Te comento que quiero compartir contigo la experiencia que vivio un personaje en el siglo XVIII y que realizó en este mundo una tarea de la cual hoy por hoy yo soy uno de sus seguidores.
Me estoy refiriendo obviamente a un personaje que para mi tiene una importancia grande en la historia tambien de mi vida.
Cuando topamos en nuestro diario caminar con un santo, todo es posible. Cuando uno se encuentra en la ciudad eterna ¡Se le permiten todos los sueños!. Por eso acabo de soñar que mi predecesor en la diocesis de Marsella, Mons de Mazeno había resucitado como Lázaro, a quien en la ciudad precedente venera como primer obispo. Es mas , volvía como partor de ese pueblo marsellés, al que había dedicado cerca de cuarenta años de su vida. Catorce como Vicario General de su anciano tío y veinticuatro como obispo.. Eso marca a una diocesis, y la Diocesis te marca a tí.
Dedico este blog a quien fuera obispo de una populosa diocesis, la de Marsella, importante en el conjunto de las diocesis de Francia.
Dedico igualmente este blog a las personas que quieran adentrarse en la forma de ser, en la espiritualidad de este genio que para mi resulto ser S,. Eugenio.
Me asombra como pudo Eugenio de Mazenod llevar a la vez, sin moverse mucho, la direccion de una diocesis con fama de difícil y la organización de una congregación


y la organización de una congregación misionera fundada en su juventud y que a su muerte contaba con más de 400 miembro, diseminados por todo el mundo, desde el Polo Norte hasta Ceilán, pasando por Africa del sur.
Cuando más dispersaba a sus hijos por el mundo, más vocaciones acogía en su seno.


HE NACIDO PARA ALGO



Escribe esta frase en el año 1804. Tiene 22 años y todavía no es ese algo que ambicionaba. Los honores con las riquezas. La Revolución Francesa ha arruinado a su familia. Y además la ha dividido. La vida hasta ahora solo le ha deparado desilusiones y sufrimientos. Pero el sigue esperando.
Conocemos algo de su vida, contada por sus parientes. En cuanto empieza a hablar, sabe imponer su voluntad. Nunca pide nada llorando. Dice sencillamente, quiero esto, quiero lo otro. Esta firmeza queda compensada con una sensibilidad de corazón que le lleva a compartir las penas de los demás. Encuentra un día de invierno a un pequeño deshollinador helado y le da su chaqueta. Le sermonean y el responde: Esta bien, seré presidente carbonero.".-