miércoles, 24 de julio de 2013

Reflexiones del P. General en la Jornada mundial 2013

Nuevas plazas que deberían ocupar los jóvenes de hoy
24/07/2013 JMJ OMI

Una charla entregada por el Padre Louis Lougen, OMI, Superior General, en la Jornada Mundial de la Juventud Oblata en Aparecida, Brasil, 22 de julio de 2013.

Hemos visto que el carisma misionero oblato que inicio con una gracia especial del Santo Espíritu dado a San Eugenio se basa en la profunda experiencia del amor incondicional del Salvador crucificado y que es vivido por los misioneros en común en una comunidad de fe. A la luz de ello es como consideramos el llamado de Dios a los jóvenes para la misión. Las plazas para la actividad misionera de hoy son tan diversas como lo son nuestras realidades. Necesitamos el discernimiento comunitario para escuchar al Espíritu Santo, de modo que podamos responder adecuadamente.

Recordemos con toda humildad: la misión es de Dios, no nuestra. Por la gracia de Dios somos llamados, invitados, a participar en la misión de Dios. El nombre especial de San Eugenio para nuestra participación en la misión de Dios era “cooperadores”. Los Oblatos son cooperadores en la misión del Salvador. ¡Qué nombre tan hermoso! Hemos de discernir como cooperaremos en la misión de Dios.

  1. Pedimos a Dios, iluminados en la oración, conocer lo que Dios quiere de nosotros.
  2. Usemos nuestra inteligencia y los diversos dones de cada uno.
  3. Escuchemos las voces de los pobres y estudiemos la realidad del momento de hoy.
  4. Escuchemos las necesidades de la Iglesia.
  5. Escuchemos la sabiduría del carisma oblato.
  6. Discutamos en ambiente de oración y debatamos en comunidad para llegar a un acuerdo.

Todos estos elementos nos ayudan a discernir dónde quiere Dios que cooperemos con Él. Hemos también de conversar sobre cómo deberíamos hacer la misión y cómo predicar hoy el Evangelio de modo que sea oído por la gente. 

La Iglesia ve el entusiasmo de ustedes y su participación como expresión hermosa de su fe, compromiso y espíritu evangélico. Gracias a ustedes, la Iglesia está viva, joven y llena de vida. La Iglesia les recibe, nuestros jóvenes hermanos y hermanas. Les necesita y se ve rejuvenecida con su juventud. Ustedes traen a la Iglesia energía, creatividad, fuerza y una generosidad ilimitada. ¡Muchas gracias!

Es “ahí fuera”, en las plazas de nuestra sociedad, donde Dios tiene una gran necesidad de jóvenes cooperadores, misioneros. En su tiempo, San Eugenio salió del templo para encontrar a los más abandonados. Tal era el sentido de la “misión”. Los católicos que ya iban a misa no necesitaban de él. Eugenio quería tocar las vidas de la gente que no iba a la iglesia, y de aquéllos que se sentían excluidos por ser pobres.

Este mismo sentido de la misión sigue animando a los Oblatos de María Inmaculada. Buscamos a la gente olvidada, abandonada, rechazada e intentamos contactar con ellos y ponerles en contacto con Jesús y con la Iglesia. Por esta razón es por lo que miles de oblatos jóvenes han dejado sus países de origen y han ido a los confines del mundo, encontrando muchas dificultades, muriendo e incluso siendo martirizados.

Este sentido de la misión a los pobres, para los pobres y con los pobres mueve a la misión a los oblatos, laicos y jóvenes. Lo que nos da fuerzas es vivir el Evangelio, más que hablar del Evangelio. Es del todo necesario que los jóvenes sean misioneros en la sociedad de hoy. Los oblatos, sacerdotes y hermanos, tienen su propio campo misionero, pero hay muchos otros lugares a los que no tienen acceso o contacto.

En estas plazas es donde Ustedes, jóvenes misioneros, cooperadores del Salvador, tienen su radio particular de acción misionera. Los jóvenes en medio de su familia, escuela, trabajo, clubes, deporte, arte, vecindario, pasando el tiempo con amigos y colegas, tienen enormes ocasiones de ser misioneros en favor de la obra divina de la evangelización. Ustedes están llamados a ser misioneros en las nuevas fronteras nunca alcanzadas por las estructuras eclesiales. Ustedes, jóvenes misioneros viviendo el carisma de San Eugenio, están comprometidos con la sociedad de muchas maneras. Compartiré algunas de ellas que yo he descubierto en mis viajes por el mundo oblato.

  • Juntos, ustedes, jóvenes misioneros y oblatos, han construido casas para los que no tienen hogar. Ustedes han ayudado a los ancianos y enfermos a limpiar sus casas, preparar la comida, ir al médico y les hay ayudado a bañarse.
  • Los oblatos han acompañado a los jóvenes en misiones populares conjuntas, haciendo visitas a las familias y compartiendo su fe y el Evangelio, siempre con gran respeto hacia los demás.
  • Los Oblatos y la Juventud Oblata misionera han ido juntos a las misiones populares para animar e inspirar a los adultos, ancianos, niños y los mismos jóvenes. El Beato Juan Pablo II dijo que los jóvenes son los mejores evangelizadores de los jóvenes.
  • La Juventud Oblata misionera, trabajando en común, ha formado grupos juveniles que ayudan a otros jóvenes a crecer en su fe y como personas. Organizan jornadas de formación, retiros y talleres, festivales, peregrinaciones, etc.
  • Entre Ustedes son algunos de la Juventud Oblata misionera que trabajan para proteger el medio ambiente, plantando árboles, limpiando los vecindarios de desechos, etc. Algunos cooperadores han dirigido campañas para un uso responsable del agua como don precioso de Dios.
  • Son activos y viven el carisma oblato en las universidades, aunque sin ir proclamando que son católicos comprometidos. Poco a poco, otros estudiantes se ven atraídos por ellos... Cada vez más, algunos estudiantes buscan a los jóvenes oblatos misioneros para conversar sobre problemas en la familia, sobre citas o sobre una cuestión de conciencia. Los estudiantes sienten una confianza instintiva hacia los jóvenes oblatos misioneros. Notan apoyo, aceptación y reciben buenos consejos. El diálogo ha comenzado, naciendo un ministerio universitario muy rico y vivo.
  • Los jóvenes viven el carisma oblato en su trabajo profesional, llegando a los pobres y a los que sufren discriminación. Una joven enfermera, inspirada por San Eugenio, se ofreció para trabajar en una clínica que atiende a los pobres en la zona más violenta de la ciudad. Esta joven misionera católica, que vive con pasión el carisma oblato, ha dedicado cinco años de servicio generoso en esta clínica y se ha hecho hermana, amiga y madre de cientos de personas, principalmente jóvenes, pobres e inadaptados. Su testimonio personal, incluso, ha convertido a otras enfermeras, que ahora quieren trabajar en esta clínica junto a ella.
  • Por lo general, ¡todos los políticos son juzgados como corruptos! Pero hay jóvenes que, inspirados por San Eugenio, han estudiado Derecho para defender a los pobres y ayudarlos. Algunos de esos jóvenes, hombres y mujeres, han entrado en el terreno de la política, un gran salto, para llevar honradez e integridad a esta importante dimensión de la vida, con la esperanza de cambiar el sistema actual, para que sea más justo con todos, especialmente los pobres.
  • Un campo de gran importancia hoy es la tecnología de la información. Es un mundo que necesita ser evangelizado y que necesita ser instrumento de evangelización. Soy un inmigrante en este territorio. Pero ustedes, jóvenes misioneros, han nacido en esta era y son nativos de esta tierra de las tecnologías de la información. Ustedes han de introducir los valores del Evangelio en esta nueva región del mundo, a veces contraria a Jesús. Ustedes también tienen que, con el espíritu audaz de San Eugenio, imaginar nuevos caminos para que las tecnologías de la información y la revolución de las comunicaciones puedan ser usadas para proclamar y difundir el Evangelio. Empleen sus dones, iluminados por el Espíritu Santo, para encontrar nuevos y más creativos modos de evangelizar. Estén al servicio de los excluidos de este territorio, especialmente los pobres y marginados.

Jesús nos quería como levadura en la masa. Tan sólo un poco de levadura transforma y hace crecer mucho la masa. Las vidas de los jóvenes inspiradas por el carisma de San Eugenio son levadura para nuestra sociedad que traerá cambios y signos sólidos del Reino de Dios.

Jóvenes, os animo a trabajar juntos en comunidad para discernir el llamado de Dios a la misión. A Iglesia os necesita. Los oblatos os necesitan. Los pobres esperan el compromiso de su solidaridad con ellos.

Hay una frase importante en la vida de San Eugenio de Mazenod: “Hay que intentarlo todo para dilatar el reino de Cristo”. Juventud oblata, inspirada por la creatividad de San Eugenio, su pasión por Jesús, su energía y su compromiso con los pobres. ¡Ustedes harán grandes cosas! Como Nuestra Señora, reconozcamos que es Dios quien hace grandes cosas en y por medio de nosotros. A Él le sea la Gloria. ¡Caminen junto a Nuestra Señora y San Eugenio, para que siempre les den ánimos y fuerzas!

martes, 23 de julio de 2013

Dircurso integro del Papa a su llegada a Rio de Janeiro

Señora Presidente,
Distinguidas Autoridades,
Hermanos y amigos

En su amorosa providencia, Dios ha querido que el primer viaje internacional de mi pontificado me ofreciera la oportunidad de volver a la amada América Latina, concretamente a Brasil, nación que se precia de sus estrechos lazos con la Sede Apostólica y de sus profundos sentimientos de fe y amistad que siempre la han mantenido unida de una manera especial al Sucesor de Pedro. Doy gracias por esta benevolencia divina.

He aprendido que, para tener acceso al pueblo brasileño, hay que entrar por el portal de su inmenso corazón; permítanme, pues, que llame suavemente a esa puerta. Pido permiso para entrar y pasar esta semana con ustedes. No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo. Vengo en su nombre para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón; y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo: «La paz de Cristo esté con ustedes».

Saludo con deferencia a la señora Presidenta y a los distinguidos miembros de su gobierno. Agradezco su generosa acogida y las palabras con las que ha querido manifestar la alegría de los brasileños por mi presencia en su país. Saludo también al Señor Gobernador de este Estado, que amablemente nos acoge en el Palacio del Gobierno, y al alcalde de Río de Janeiro, así como a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditados ante el gobierno brasileño, a las demás autoridades presentes y a todos los que han trabajado para hacer posible esta visita.

Quisiera decir unas palabras de afecto a mis hermanos obispos, a quienes incumbe la tarea de guiar a la grey de Dios en este inmenso país, y a sus queridas Iglesias particulares. Con esta visita, deseo continuar con la misión pastoral propia del Obispo de Roma de confirmar a sus hermanos en la fe en Cristo, alentarlos a dar testimonio de las razones de la esperanza que brota de él, y animarles a ofrecer a todos las riquezas inagotables de su amor.

Como es sabido, el principal motivo de mi presencia en Brasil va más allá de sus fronteras. En efecto, he venido para la Jornada Mundial de la Juventud. Para encontrarme con jóvenes venidos de todas las partes del mundo, atraídos por los brazos abiertos de Cristo Redentor. Quieren encontrar un refugio en su abrazo, justo cerca de su corazón, volver a escuchar su llamada clara y potente: «Vayan y hagan discípulos a todas las naciones».

Estos jóvenes provienen de diversos continentes, hablan idiomas diferentes, pertenecen a distintas culturas y, sin embargo, encuentran en Cristo las respuestas a sus más altas y comunes aspiraciones, y pueden saciar el hambre de una verdad clara y de un genuino amor que los una por encima de cualquier diferencia.

Cristo les ofrece espacio, sabiendo que no puede haber energía más poderosa que esa que brota del corazón de los jóvenes cuando son seducidos por la experiencia de la amistad con él. Cristo tiene confianza en los jóvenes y les confía el futuro de su propia misión: « Vayan y hagan discípulos»; vayan más allá de las fronteras de lo humanamente posible, y creen un mundo de hermanos y hermanas. Pero también los jóvenes tienen confianza en Cristo: no tienen miedo de arriesgar con él la única vida que tienen, porque saben que no serán defraudados.

Al comenzar mi visita a Brasil, soy muy consciente de que, dirigiéndome a los jóvenes, hablo también a sus familias, sus comunidades eclesiales y nacionales de origen, a las sociedades en las que viven, a los hombres y mujeres de los que depende en gran medida el futuro de estas nuevas generaciones.

Es común entre ustedes oír decir a los padres: «Los hijos son la pupila de nuestros ojos». ¡Qué hermosa es esta expresión de la sabiduría brasileña, que aplica a los jóvenes la imagen de la pupila de los ojos, la abertura por la que entra la luz en nosotros, regalándonos el milagro de la vista! ¿Qué sería de nosotros si no cuidáramos nuestros ojos? ¿Cómo podríamos avanzar? Mi esperanza es que, en esta semana, cada uno de nosotros se deje interpelar por esta pregunta provocadora.

La juventud es el ventanal por el que entra el futuro en el mundo y, por tanto, nos impone grandes retos. Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio; tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo; darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida; garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser; transmitirle valores duraderos por los que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte trascendente para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien; dejarle en herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana; despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su propio porvenir, y corresponsable del destino de todos.

Al concluir, ruego a todos la gentileza de la atención y, si es posible, la empatía necesaria para establecer un diálogo entre amigos. En este momento, los brazos del Papa se alargan para abrazar a toda la nación brasileña, en el complejo de su riqueza humana, cultural y religiosa. Que desde la Amazonia hasta la pampa, desde las regiones áridas al Pantanal, desde los pequeños pueblos hasta las metrópolis, nadie se sienta excluido del afecto del Papa. Pasado mañana, si Dios quiere, tengo la intención de recordar a todos ante Nuestra Señora de Aparecida, invocando su maternal protección sobre sus hogares y familias. Y, ya desde ahora, los bendigo a todos. Gracias por la bienvenida.

lunes, 22 de julio de 2013

Que es la vida religiosa.

Este es un correo electrónico de (oblatosdifuntos) enviado por octaviovegafer@gmail.com (octaviovegafer@gmail.com). Puede encontrar interesante el siguiente enlace: http://oblatosdifuntos.crearjoomla.com/topmenu4/76-consagracion.html

El Brasil que espera a Francisco

La emoción invade a los peregrinos
El papa Francisco llega este lunes a Brasil en su primer viaje internacional y lo hace al país con más católicos en el mundo pero también donde un mayor número de creyentes han abandonado la doctrina que se imparte desde El Vaticano, por eso la visita del Pontífice está llena de significado.
Pablo Monsalvo reporta a Univision en la cobertura especial de este histórico evento y nos cuenta cómo se viven la horas previas a la llegada del Papa.
Desde El Vaticano, antes de emprender un largo viaje hasta Sudamérica, la región que lo vio nacer, el papa Francisco agradeció los augurios de buen viaje y pidió que recen por él.
Cuando este lunes aterrice en la ciudad de Rio de Janeiro para encabezar su primera jornada mundial de la Juventud, el Pontífice se encontrará con más de un millón de peregrinos que no quieren perderse la histórica oportunidad de acompañarlo a un evento que prometen será recordado por siempre.
También son latinoamericanos los que se preparan para recibirlo de este lado del Atlántico con peregrinaciones y cargando la cruz, el entusiasmo se multiplica conforme se acerca el momento.
Rio prepara cada detalle para recibir al Papa, hasta los escultores de arena de Copacabana dedicaron espacio a la llegada del Pontífice argentino y los recuerdos o souvenirs de la Jornada  se venden en cada esquina.
Cuerpos policiacos y grupos de élite resguardan Rio de Janeiro
Brasil es considerado el país con el mayor número de católicos en todo el mundo, por eso aquí, son muchos los que están orgullosos de recibir al Papa latinoamericano en su primer gran viaje internacional pero en momentos de gran tensión social el alto costo de la organización de este evento preocupa mucho.
De los más de 70 millones de dólares que desembolsará el estado brasileño se estima que más del 70 por ciento está destinado a la seguridad, una gran preocupación después de lo que ocurrió en Río durante la Copa de las Confederaciones, cuando millones de personas salieron a las calles a oponerse a que este país gaste dinero para organizar eventos multitudinarios como este encuentro religioso mientras creen hacen falta urgentes inversiones en hospitales, escuela e infraestructura.
Pero si la policía no logra controlar eventuales desmanes, grupos de élite especialmente entrenados estarán listos para entrar en acción.
“Estamos preparados para activarnos en caso de que las agencias tradicionales de seguridad no puedan controlar a las masas o en caso de que se supere su capacidad” explicó Rogelio Lage, capitán del ejército.
Jóvenes de todo el mundo cuentan las horas
En tanto, grupos de jóvenes llegados de todas partes del mundo, cuentan los minutos para ver de cerca al líder de la Iglesia católica.
“Es increíble lo que se siente, la alegría que transmiten todas las personas que están aquí es muy padre”, mencionó un joven peregrino.
“Es una fuerza que va a revolucionar al mundo por vivir los valores católicos auténticos”, agregó otro joven estadounidense.
Trascendió que Francisco aprovechará su estadía para lanzar su evangelio social, el primer Papa no europeo, presentará su programa revolucionario para luchar contra un tema que lo desvela: la desigualdad entre la sociedad.