El hábito del cigarrillo es, bien sabido,
uno de los más difíciles de abandonar. No sólo es su alto contenido de químicos que producen adicción en el cuerpo la razón de esto, sino que también hay factores psicosociales a tener en cuenta, es por eso que hay una serie de detalles importantes de recordar.
Por empezar, sólo la persona que dejará de fumar es quien realmente debe tomar la decisión de hacerlo; quienes lo acompañen en este trayecto sólo podrán servirle de apoyo.
Se debería fijar una fecha específica en la que se dejará de fumar, y esto debe hacerse de manera absoluta, es decir, no es algo que se deba ir abandonando paulatinamente hasta reducir el número total de cigarrillos por día.
Si hay algún otro hábito, por ejemplo beber café, que impulse a la persona a fumar, es aconsejable tratar de evitar esto también, al menos las primeras semanas.
Muchas veces se suele recomendar el uso de medicamentos que reduzcan los síntomas por la abstinencia de nicotina que experimenta el cuerpo. Aunque es cierto que hay mayores posibilidades de no reincidir cuando estos forman parte del tratamiento, se debería consultar en cada caso particular a un profesional competente antes de incluirlos.
Además, cuestiones emocionales se pueden poner en juego durante este proceso, por lo que es importante recordar que siempre puede ser beneficioso contar con apoyo psicológico por parte de especialistas que suelen organizar grupos de soporte con gente que se encuentra en la misma situación.
Yo, gracias a DIos y toco madera, dejé de fumar el 1 de Octubre de 2011 y lo he cumplido hasta hoy. Espero que no vuelva a caer en ese vicio tan horrendo.
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