miércoles, 9 de marzo de 2016

Enfrentando la vida

Enfrentando la vida 

Eugenio tenía 20 años cuando volvió del destierro. Cuando llega a Francia, está dominado por el deseo de vivir intensamente, de recuperar todo el tiempo perdido. Además de ser joven, guapo y portador de un apellido bien conocido, contaba con la riqueza heredada que había recuperada la madre. Destacándose entre sus ambiciones y pretensiones: el matrimonio con una joven heredera rica, una posición segura y prestigiosa en la sociedad y el acceso a los placeres y entretenimientos de la vida buena.

Estos sueños se derrumban, comenzando con la muerte inesperada de la joven pretendida adinerada. Eugenio, quien ahora contaba con 25 años, tuvo que hacer una nueva evaluación de su vida y persona. No era el hombre extraordinario que él se había imaginado ser. Ciertamente tenía cualidades buenas, un carácter fuerte y un corazón generoso. Pero también era obvio que aún no había logrado nada importante todavía. Las amistades superficiales y los placeres comodines de vida en sociedad, le dejaban vacío y apático.

Poco a poco los estragos sociales y morales resultando de la Revolución francesa fueron haciendo huella en el carácter de Eugenio. La condición penosa del clero y la gran ignorancia religiosa de casi todas las personas le conmovieron. Dotado de un carácter fuerte y tempestivo, lleno de intenciones nobles, Eugenio tomó la resolución de poner de su parte para responder a estas necesidades urgentes de la Iglesia..

San Eugenio, su vida, su testamento, su pensamiento. Su carisma