Necesidad de la comunidad
Estamos hechos a imagen y
semejanza de Dios que es “Comunidad Trinitaria” por eso, para todos y cada
uno de nosotros, existir, en
realidad, es co-existir y comunicarnos, es desarrollarnos y
liberarnos, tanto en área de los valores humanos como, principalmente, en los
aspectos de nuestra vivencia religiosa.
Los religiosos/as somos cada vez más conscientes de la necesidad de profundizar
nuestra vida comunitaria en una relación auténticamente fraternal que irradie
estímulo, calor y nueva vida en una sociedad cada vez más hundida en individualismo,
en el pragmatismo y en el consumismo.
Nada más importante para llegar a una mayor solidaridad que la unión de
corazones con la recíproca aceptación de todos y de cada uno de nuestros
hermanos/as. Nada anhelamos tanto todos como el ser aceptados, el ser
queridos y tenidos en cuenta por
los demás. De ahí que el “encuentro comunitario” deba constituirse para
nosotros en una verdadera prioridad espiritual y humana.
En realidad, lo mejor de cada uno de nosotros es lo que hemos recibido
de aquellas personas que nos han amado. Cuanto más somos amados, más libres nos
volvemos para aceptarnos a nosotros mimos y a los demás. Cuando nos sentimos
amados, crecemos. Cuando no nos sentimos amados nos entristecemos y tendemos a
cerrarnos sobre nosotros mismos.
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